Un año hace de mi última entrada en éste, mi queridísimo blog. No sé si se sigue utilizando, si la gente lo visita o si los blogs han ido pasando a mejor vida a favor de las redes sociales. Sea como sea, me sigue gustando escribir, aunque no lo haga a menudo. Así que voy a ello.
Se acerca una de las fechas más ansiadas por mi desde 2011, las elecciones generales en España. Tal y como pronosticaba este vídeo de "El Intermedio", hemos resistido estos cuatro años de gobierno del PP. Resistido con todas nuestras fuerzas, contra viento y marea... Y marea ha habido, ¡y mucha!
Hemos sobrevivido a los mayores recortes en prestaciones y servicios sociales de la historia de nuestra democracia, a subidas del IVA, recortes en becas y ayudas, en investigación, en... En fin. Y para qué seguir ahondando en el tema. Ya se ha escrito mucho sobre ello. Creo que estas elecciones son decisivas para nuestro futuro, quizás sean las más importantes de nuestra historia reciente. Por ello, debemos votar sin olvidar todo lo vivido, sin perder de vista que nuestra situación es fruto de una política aberrante (nacional e internacional), que no tiene en cuenta el bienestar del ciudadano.
Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención de un tiempo a esta parte es la falta de solidaridad, o mejor dicho, falta de empatía entre congéneres. La sensación que tiene uno es que el refrán "ande yo caliente, ríase la gente" ha adquirido toda su dimensión desde que estalló la crisis en 2008. Quien ha conservado su puesto de trabajo (aunque trabaje más, y le paguen menos), simplemente piensa: virgencita, ¡que me quede como estoy! Mientras le importa un soberano pepino lo que le ocurra al resto de gente de su entorno. Tal vez, con donar dos euros a Unicef con un SMS ya limpia su conciencia. Al menos es lo que yo personalmente estoy viviendo con amigos y conocidos. Ahora más que nunca las opciones conservadoras de enquistan, aduciendo miedo a lo nuevo, a lo desconocido, al qué pasará si...
Por eso yo escribo desde la ausencia total de miedo. Ausencia de miedo a opinar, a hablar, y a expresar mis ideas públicamente. Sin miedo, se es libre. Porque quien no tiene nada que perder, solo tiene cosas por GANAR.
Sed felices, y a votar.